martes, 11 de diciembre de 2012

Invasión


La vio pasar y no pudo resistirse. Corrió cuanto pudo, y embistiendo a los guardas hizo caer la urna que tanto ansiaba. Al caer al suelo, estalló en mil pedazos y de ella comenzaron a salir látigos de fuego que envolvieron al codicioso agresor, y entonces desapareció.
Tras tres años de investigación, lo único que consiguieron averiguar fue la identidad de aquel agresor, pero nunca supieron que fue de él. El desaparecido vivía en la calle Sánchez Mejías, se llamaba Ricardo Barela Torné y no tenía familia.
Se interrogó a los vecinos del Ricardo y lo único que descubrieron los policías fue que trabajaba como peón de albañil, y que fumaba sustancias psicotrópicas.
Aburridos de no descubrir nada, dieron a Ricardo por muerto y cerraron la investigación.
A los cinco años y medio de la desaparición de Ricardo, un meteorito del tamaño de un camión cayó en la Tierra, más concretamente en Madrid, España.
El meteorito fue recogido por agentes especializados y comenzaron a estudiarlo en una base militar bien protegida. El meteorito era completamente metálico y tan solo respondía a la electricidad. Eso hizo pensar a los investigadores que podía tener vida. Lo conectaron a una batería de un camión y el meteorito absorbió toda la energía de la misma. Al cabo de segundos, el meteorito comenzó a transformarse en un androide de cuatro metros de altura y dos metros de anchura. Antes de que pudiesen reaccionar para combatir al androide, éste les arrebató la vida y abandonó el lugar.
Días más tarde el androide comenzó a arrasar ciudad por ciudad. Pero no todo estaba perdido, Ricardo apareció de la nada, tal como se había ido. Había algo extraño en él, se le veía, poderoso. Poseía un aura de fuego, su musculatura había aumentado y de su espalda salían látigos de fuego.
Ricardo se puso frente al androide y se observaron durante unos segundos. Entonces comenzaron a atacarse. Sus puños chocaban creando ondas expansivas. Los látigos bloqueaban ataques del androide y lo quemaban, Ricardo no cesaba en su ataque y el androide perdía terreno.
Ricardo comenzó a girar sobre si mismo y fue acercándose rápidamente hacia el androide, parecía un torbellino. El androide intentó frenar el ataque de Ricardo pero acabó partido en mil pedazos.
Los espectadores vitorearon a Ricardo pero éste no estaba para nada contento, algo le preocupaba.
Entonces miles de meteoritos comenzaron a caer a la Tierra, por todas partes, y un haz de luz que provenía de la Luna los activó a todos.
La Tierra fue invadida, Ricardo no pudo hacer nada, sus poderes no sirvieron de nada contra aquel ejército de androides.
La raza humana fue esclavizada, sin embargo, al igual que Ricardo desapareció una vez, más humanos fueron desapareciendo. Algunos pensaban que algún día aparecería un ejército de súper hombres que vencieran a los androides.
La esperanza es lo último que se pierde.