domingo, 8 de julio de 2012

Preludio.

Y aquí estoy, clavado a una pared con una espada enorme atravesándome el pecho. Me pregunto de dónde habrá salido esta torre. Tengo mucho sueño, aunque me acabo de despertar. Tengo que salir de aquí. ¿Pero como me saco una espada del pecho? y, si lo hago, caeré y me mataré. Siento miedo.
Algo me invade, ansío poder, mi cuerpo comienza a moverse por sí solo. Mi brazo se mueve, coge la espada y la arranca de mi pecho con violencia. Ahora caigo. Llego al suelo pero no sufro daño alguno, me quedo de pie, inmóvil. Siento como la herida de mi pecho se va cerrando. ¿Qué soy?
Mi cuerpo gira y con la espada aún empuñada golpeo la torre con tal brusquedad que se empieza a desmoronar. Aparece ante mi la parte superior de la torre destruida. En ella hay clavada una chica con una espada atravesándole el pecho. Está llorando. Me pide ayuda, quiere que la salve. Puedo moverme libremente, por fin. Voy hacia la chica y le intento sacar la espada del pecho. No consigo moverla ni un milímetro. La chica se desmaya. Le tomo el pulso. Parece estar muerta.


Observo mi alrededor. Solo veo fuego. Una barrera de fuego envuelve la torre donde estuve clavado. Oigo una risa. Aparece un hombre. Parece ser muy viejo, tiene una barba larga y lleva una especie de túnica. Siento un terrible malestar al verle. Será malo, pienso. Escucho un sollozo. Es la chica, sigue viva. Me acerco con decisión hacia ella y agarro la empuñadura de la espada que la mantiene cautiva. Esta vez lo consigo. La herida de su pecho sana, me lo agradece. Vuelvo a oír la risa. Encaro al viejo. Le pregunto qué le hace tanta gracia. No me responde. Me invade un sentimiento de odio y le lanzo la espada directa a la cabeza. Lo atraviesa como si nada, será una ilusión.

Oigo una voz en mi cabeza. Aguanta, llegaré enseguida y os sacaré de allí, dice la voz. Aparece el viejo de nuevo. Me ataca. De un puñetazo me hace volar varios metros y chocar contra la torre destrozada. Menudo golpe. Se dirige hacia la chica, va a hacerle daño. Me levanto, corro y golpeo con todas mis fuerzas. Pero no hay nadie, es otra ilusión.

Aparece otro hombre de la nada. Mueve sus brazos y murmura algo ininteligible. Aparece un... ¿escudo? que nos rodea a la chica, a mi y al desconocido. Se dirige hacia mi. Nos dice que nos agarremos a él, que nos llevará a un lugar seguro. Sin pensarlo dos veces le hago caso, la chica me sigue. Todo se vuelve oscuro.

1 comentario:

  1. buuahh! valla imaginación :D Se te dá muy bien escribir historias!! ^^

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