jueves, 2 de agosto de 2012

Frunkismilten: La historia del alcalde de Nork.

Nork es una gran ciudad. Es muy famosa por los fantásticos vinos que fabrica, es la ciudad que suministra vinos de calidad a todo el reino. Sin embargo, tuvo una época en la que la producción de vinos era escasa, y no del todo buena. No obstante, el alcalde de Nork se disculpó ante todos a quienes la ciudad suministraba los vinos. Además de una disculpa, nos ofreció una explicación, y el relato es el siguiente:


Todo comenzó hace unos 7 años, una noche de Luna llena, cuando un gran rayo cayó en el puente que nos permitía atravesar el gran río Tur.
Al día siguiente, el puente estaba nuevo, como si lo hubieran reconstruido durante la noche, pero eso era imposible, a no ser que se usara magia....
Por aquel entonces nos alegramos todos los habitantes de Nork de que el puente estuviera nuevo. Ese puente nos permitía comerciar con otros pueblos vecinos, además sin él estaríamos atrapados.

Pronto comenzamos a darnos cuenta de que no fue tan bueno ese regalo divino. Cada noche de Luna llena, un ser de baja estatura, sombrero de pico, trajeado, zapatos de pico y una nariz desproporcionada, se paseaba por la ciudad y después de una inspección, raptaba a un niño.

A la siguiente Luna llena de descubrirlo, intentamos detenerle pero sacó una rama de su chaleco y comenzó a echar chorros de magia que nos lanzó por las aires a los 30 hombres que fuimos a por él.

Tras muchos intentos de detener al monstruo que secuestraba a nuestros hijos, nos intentamos ir del pueblo. Si, digo intentamos porque no podíamos irnos. Al intentar pasar por el puente aparecía el monstruo y nos cortaba el paso. "No pasarán esos niños por aquí, no lo permitiré. Volved a vuestras casas, y preparaos para cada Luna llena. Alimentad bien a vuestros niños" nos decía con esa voz rasgada. Al ser de día pudimos verle bien. Era un extraño ser amarillo, de estatura baja y sus rojos ojos nos producía terror.

Muchos de nosotros intentamos salir en pequeñas barcas durante el día, pero había una especie de barrera invisible que no nos dejaba pasar. Estábamos atrapados.

Un día, un extraño hombrecillo apareció por el maldito puente. El hombrecillo era verde, pelo largo, pelirrojo y  de punta del cual le salía un enorme trébol de cuatro hojas. Espesa barba pelirroja también, con sus orejas puntiagudas y largas. Además llevaba un caldero casi igual de grande que él y una gran botella de vino. Al verle llegar fuimos hacia él y le advertimos, empuñando nuestras inútiles armas, que si venía a causar problemas ya podía largarse.
"Sólo busco una posada donde descansar, y algo de vino." nos contestó tranquilamente. "Aunque creo que ya tenéis bastantes problemas, noto la maldad muy cerca." continuó, con un tono misterioso.

Le contamos la historia al extraño hombrecillo verde y nos ofreció su ayuda a cambio de un buen vino. Nos dijo su nombre, Frunkismilten.

A la siguiente Luna llena, Frunkismilten se encontraba en lo alto de la atalaya. Desde allí podía ver todo el pueblo, ya que se encontraba justo en el centro. Si aparecía el monstruo, lo podría ver.

Cuando estaba más alta la Luna, de debajo del puente apareció el monstruo, dispuesto a llevarse a otro niño. Frunkismilten ya no estaba en la atalaya, había desaparecido. Como por arte de magia, apareció frente al monstruo.
Unos cuantos hombres y yo nos acercamos para apoyarle. "Hola, Neigard. ¿Ahora secuestras niños? Qué vicios más asquerosos tienes" le dijo Frunkismilten al monstruo, que al parecer se llamaba Neigard.
"Frunkis, no te metas en mis asuntos, no me gustaría hacerte daño. Ya sabes para que quiero a los niños, no es nada obsceno, simplemente quiero sus corazones para realizar el ritual de las almas" le contestó Neigard.

En aquel momento no sabíamos que era el ritual de las almas, pero ahora sí. El ritual de las almas consistía en sacrificar a 72 niños, sacarles su corazón aun latente y conjurar la vida eterna. Frunkismilten nos contó en que consistía el ritual, y en sus palabras pudimos ver lo en contra que estaba de ese tipo de magia, la despreciaba.

Frunkismilten no esperó más y se lanzó hacia Neigard para darle un buen puñetazo. Neigard le lanzó un rayo con su varita, pero Frunkismilten lo bloqueó con su caldero.
Frunkis sacó un garrote del bolsillo de su pantalón, ¡también podía usar magia!, y comenzó a atacar a Neigard y a bloquear su magia.
Se pudo ver la superioridad de Frunkismilten que, pese a no usar magia, estaba ganando terreno en el combate.
Despareció, pero reapareció de repente detrás de Neigard, le dio un garrotazo en las costillas, una patada entre las piernas y volvió a desaparecer al momento en que Neigard se daba la vuelta y lanzaba una bola de fuego, la cual le quemó a el mismo. Medio abatido, Neigard intentó huir pero Frunkismilten le partió el brazo en el que sostenía la varita y se la quitó. Frunkismilten, con la varita lanzó un hechizo que hizo brotar raíces del suelo, las cuales atraparon a Neigard, dejándole inmóvil.

Comenzó el interrogatorio. Intentamos sonsacar información sobre el paradero de los niños raptados, pero Neigard no quiso decir nada. Frunskimilten estaba guardando su garrote de nuevo en el bolsillo, sacando una nueva botella de vino y guardando la varita en el bolsillo de su camisa. Al parecer toda su ropa era mágica porque guardaba cosas que se veía que no podían caber.
Una vez terminó de guardar sus cosas y beber un buen trago de vino, Frunkismilten se acercó a Neigard, lo miró fijamente durante un buen rato y luego me arrebató la espada y lo atravesó con ella. Luego le cortó la cabeza y me dijo: "Si no sabes como acabar con un ser con tanta maldad, prueba a cortarle la cabeza".

Una vez fue decapitado, el cuerpo de Neigard se convirtió en polvo. Luego, Frunkismilten fue bajo el puente y dijo algo en una extraña lengua. El puente desapareció, y los niños desaparecidos comenzaron a salir, pero..., no estaban igual. Sus cuerpos eran, translúcidos, estaban muertos pensamos. La tristeza invadió nuestro corazones, pero Frunkismilten volvió a recitar algo en esa extraña lengua.
Los cuerpos de nuestros hijos comenzaron a salir del río y sus espíritus se fueron fusionando con ellos. Estaban vivos de nuevo.

Hace un año que Frunkismilten se marchó. Cada familia del pueblo le regaló su mejor botella de vino, y contento se fue.
Si no hubiera sido por ese hombrecillo verde nuestros hijos habrían muerto, y la pesadilla que vivimos durante cinco años podría haber tenido un terrible final.

Gracias Frunkismilten, siempre habrá vino en mi pueblo para saciar tu sed.

1 comentario:

  1. Ala.. entonces Neigard a muerto?. Lo que hace un duende por tener vino XD

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