jueves, 7 de septiembre de 2017

Atrapado en la rutina

De pequeño solía ir con mi primo a casa de una mujer, Manoli, que vivía en el campo, cerca de la casa de mi abuela. Me gustaba ir allí porque tenía muchos animales; caballos, gallinas, cerdos, palomas, etc.
Pero siempre que iba, notaba cosas extrañas. Al entrar en la casa, siempre me recorría el cuerpo un frío que entraba por el pecho y salía por la espalda, como si algo pasase a través de mi.

Íbamos a la casa porque mi primo ayudaba a Manoli a dar de comer a los animales, y a limpiar el corral y demás cosas. Estar dentro de la casa no me gustaba nada, porque pasaban cosas raras.
Uno de los días que estuve allí, me fije en que cuando entramos, el jarrón de flores de la mesita de la entrada  estaba ahí mismo, pero luego cuando volvimos a entrar a la casa, después de dar de comer a los animales, pues estaba en una repisa que estaba en el otro lado del pasillo. Pensé que podía haberlo cambiado la mujer de sitio pero lo dudo porque seguía sentada en su mecedora.

Los siguientes días que fui me estuve fijando en los objetos que había en la casa, al menos en la parte de la casa por donde yo pasaba. Comprobé que siempre se movían los 2 mismos objetos, el jarrón de flores y una foto de un hombre.
Un día de tantos, mientras caminábamos mi primo y yo hacia la casa de Manoli, se lo comenté. Llegamos y se fijó él. Al volver a la casa se dio cuenta de que tenía razón y decidió preguntar a Manoli si ella se había dado cuenta. Manoli contestó:
- Es que Cristóbal, mi marido, siempre cambiaba el jarrón de flores y lo ponía al final del pasillo para que le diera más luz por la tarde a las flores, y por la mañana lo volvía a poner en la mesita. Y la foto la cambiaba de sitio para no dejar el hueco en la mesita. Ay mi Cristóbal, que le echo de menos.



Bueno, parece que el espíritu estaba tan feliz con su vida que se quedó atrapado en ella, al menos en la parte   de cambiar las cosas de lugar. Era muy extraño saber que había una presencia que cambiaba cosas de sitio tan cerca, pero tampoco me molestaba.
Muchas veces siento ese mismo frío atravesando mi cuerpo y pienso que habrá un espíritu cerca. Me gustaría al menos poder verlos para saber de quién se trata.

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