jueves, 23 de agosto de 2012

Estrellas fugaces


Todo sucedió una bonita noche. Había lluvia de estrellas así que Marta y Roberto fueron juntos a la playa, a ver la lluvia. Pusieron una toalla en la arena y se tumbaron.
Al principio no veían nada así que estuvieron hablando durante 2 horas sin parar, pensando en el futuro, planeando sus vidas.
Más tarde Roberto vio una estrella fugaz en el momento en que pensaba todo lo que le haría si fuese millonario. Al cabo de un rato, Marta se fijó en un par de cañas de pescar que estaban a unos 50 metros de ellos. Nadie había cuidando de las cañas, y la playa estaba solitaria. Comenzó a refrescar, así que la pareja se abrazó para entrar en calor. Al mismo tiempo, una luz los deslumbró y algo cayó en la arena cerca de ellos.
Cuando la luz desapareció y pudieron ver con claridad, distinguieron a un hombre. Estaba desnudo, y no tenía buen aspecto. La pareja se levantó de la toalla, alarmados y le preguntaron al hombre si se encontraba bien. El hombre no contestó, estaba como ido....
De pronto, el hombre entró en sí, o eso les pareció a la pareja.

- Los tienen. Se los han quedado. No me los devolverán. Tengo que hacerlo. No me los devolverán.... - no paraba de repetir el hombre desnudo.

- ¿A quién se han llevado? y... ¿quiénes? ¿quiere que llame a la policía? - le preguntó Roberto.

- AAAAAAAAAAAAAAAA - gritó el hombre corriendo hacia Roberto.

Roberto apartó a Marta para que no le hiciese daño y cuando el hombre desnudo llegó hasta él, le dio una patada en el pecho que lo derribó. Entonces, Marta y Roberto salieron a correr, pero había alguien en medio. Una mujer, desnuda y completamente mojada, acababa de salir del agua. Al igual que el hombre, la mujer, con rostro sombrío, corrió hacia ellos con intención de hacerles daño. Roberto consiguió tirarla al suelo también y entonces huyeron.
Llegaron al coche y cuando fueron a entrar Roberto vio un boleto de lotería atrapado con la rueda de su coche. Lo cogió intentando no romperlo y luego se montó en el coche y se fueron de allí. Por el retrovisor pudo ver como tanto el hombre como la mujer corrían para cogerles, así que aceleró y se dirigieron a sus hogares.
Cuando llegaron a casa de Roberto, éste le contó a sus padres lo que había pasado. Al cabo de unas horas, oyeron golpes en la puerta de la casa. Asustados fueron corriendo a mirar por la mirilla de la puerta y se horrorizaron al ver que eran otra vez los dos locos que les perseguían.
Tan fuertes eran los golpes que daban en la puerta que no resistió mucho antes de caer. Pero para cuando cayó, Roberto y su padre estaban preparados con palos para dejarles inconscientes. Mientras tanto, Marta llamaba al a policía, la cual se puso en camino.
Nada más entrar los dos locos, Roberto y su padre le dieron palos hasta dejarlos tirados en el suelo. Luego, los ataron bien para que cuando despertaran no pudieran moverse.

Cuando llegó la policía les tomó declaración a la familia atacada y luego, cuando despertaron los agresores, les hizo un pequeño interrogatorio. La mujer no dejaba de llorar diciendo que nunca volverían a ver a sus hijos. El hombre, algo más sereno, les contó a la policía lo que les sucedió:

- Estábamos pescando en la playa, mi mujer, mis dos hijos y yo. De repente una luz nos deslumbró. Cuando pudimos ver de nuevo, estábamos en un lugar extraño. Unos seres se nos acercaron y nos quitaron a los niños. Para que nos dejasen seguir con nuestras vidas y recuperar a los niños nos dijeron que teníamos que acabar con dos personas, un chico y una chica. Querían que los matásemos porque iban a conseguir algo, algo que ansiaban y que ellos no podían permitir que consiguieran.
Luego nos inyectaron algo y nos mandaron otra vez a la playa. Entonces algo nos invadió, una especie de locura. Los vimos, vimos al chico y a la chica, y no pudimos detenernos, teníamos que matarlos..., pero ya no sirve de nada, nunca volveremos a verles... .

Y entonces el hombre comenzó a llorar.

Tanto el hombre como la mujer fueron internados en un hospital para enfermos mentales. Sobre el paradero de sus hijos nunca se supo nada, a pesar de las exhaustivas investigaciones del cuerpo de policía.

Marta y Roberto descubrieron que el boleto de lotería que se encontraron era el boleto ganador de aquella misma noche. Usaron parte del dinero para pagar a investigadores profesionales, para que encontrasen a los hijos de sus agresores. Nunca encontraron nada y ellos sabían que no encontrarían nada ya que vieron aquella luz, al igual que vieron aparecer al hombre y la mujer de la nada.
A pesar de la felicidad que les proporcionó el dinero, siempre tuvieron aquella sensación de que alguien les vigilaba. Y nunca pudieron dejar de preguntarse, "¿y si aun quieren matarnos?".

jueves, 16 de agosto de 2012

Desde y para siempre

- Hola Verónica. He salido a tirar la basura y te he visto sentada en el porche de tu casa. Como siempre me he quedado embobado mirándote, y no es que sea un pervertido, lo que pasa es que desde que te conocí, cuando teníamos 7 años, me has resultado interesante, enigmática y preciosa. Eso es lo que me atrajo de ti en aquellos años de niñez, pero es que mientras pasaban los años, nos convertimos en el mejor amigo el uno del otro, eramos inseparables.
Recuerdo aquellas tardes en el río intentando cazar ranas y tortugas, que bien nos lo pasábamos. O esos días de lluvia que venías a mi casa y veíamos películas. Echo de menos eso. ¿Tu no?

Todo terminó cuando nos fuimos a estudiar cada uno a una ciudad diferente. Eso me consumió. Estaba muy triste todo el tiempo, decidí una noche emborracharme pero no sirvió de nada, no me sentí más feliz, todo lo contrario...

Y ahora te pregunto, ¿quieres ser mi novia?


- En primer lugar tengo que decirte que ya era hora, llevo esperando este momento años, aunque yo también podría haber actuado.
Sí, echo de menos aquellos tiempos en que pasábamos las tardes juntos, ¿cómo no iba a echarte de menos? ¡si es que te amo!
Y por supuesto que quiero ser tu novia, quiero que estemos juntos, quiero que tengamos bebés, quiero todo contigo.



Y llevados por la pasión y las emociones que sentían el uno por el otro comenzaron a besarse. Decidieron mantener una relación a distancia mientras terminaban sus estudios. Se veían todos los fines de semana y el amor nunca abandonó sus corazones.
Acabaron viviendo juntos y tuvieron 3 bebés. A los 93 años de edad murieron juntos viendo el atardecer en el porche de su casa de la playa, abrazados, enamorados.

jueves, 9 de agosto de 2012

Frunkismilten: La destrucción de Costelo

- ¡Eresh, mi mejod a a a amiiigo! - dijo Maruck completamente borracho.
- Habla el vino dulce, me abandonarías en cualquier esquina por una pipa barata - le dijo Frunkismilten burlón.


Durmieron toda la noche, o más bien el día. Despertaron por el ruido de una estampida de bueyes. Normalmente los bueyes no huyen así, sin más, pensaron los dos amigos. 
Se pusieron en marcha en cuanto estuvieron preparados. Siguieron las huellas que habían dejado los animales hasta que llegaron a una pequeña granja. 

- Frunkis, los problemas te persiguen allá donde vas... - le dijo Maruck a Frunkismilten con tono burlón.
- ¿Celoso de lo divertido que es ser yo?
- No sigas o acabarás creyéndolo...
- No hablas tú, habla la envidia...

De pronto oyeron un grito terrorífico. Corrieron hacia su procedencia y vieron a un ser con forma humana, patas de cabra, boca de lobo, alas negras, cuernos retorcidos y una cola larga y roja. El torso de la criatura era de color rojo y las patas cubiertas de pelo marrón. 
La criatura estaba clavando un puñal en el pecho de la chica. Frunkismilten no lo pensó, corrió y golpeó a la criatura mientras que Maruck le arrojo un hacha. 
El hacha se le clavó en una pierna a la criatura y Frunkismilten le dio un puñetazo que lo arrojó a la criatura a varios metros. El extraño ser desapareció en una llamarada.
Los dos amigos se acercaron a la chica y vieron que estaba gravemente herida. Maruck sacó su frasco de agua de hadas y vertió una gota sobre la herida de la chica. En un instante se cerró la herida y la chica se levantó y les explicó lo que había sucedido.

Estábamos recogiendo la cosecha, cuando escuchamos a los bueyes gemir de una forma desagradable. Mi padre se acercó y vio que estaban muy nerviosos. Entró para tranquilizarlos y encontró a uno abierto en canal. De pronto esa criatura que habéis ahuyentado salió del animal y atacó a mi padre. !Se comió su corazón! 

La chica rompió a llorar. Cuando se tranquilizó siguió contando...

Después de matar a mi padre, los bueyes salieron en estampida y el vil ser, vino a por mí. Intenté resistirme pero poco pude hacer. Entonces me salvásteis.

Les resultó muy extraño a los dos aventureros que un "demonio" apareciese de repente sin ser invocado en una granja apartada de la ciudad. 
Escoltaron a la chica hasta la ciudad. Cuando llegaron, la ciudad estaba sumida en un caos. Montones de "demonios" destruían la ciudad y devoraban los corazones de los ciudadanos. Frunkismilten se quedó con la boca abierta, jamás se había enfrentado a tantos demonios juntos.

- No soy un experto en demonios pero..., alguien debe de haberlos invocado. Supongo que si le cortamos el pescuezo al invocador, desaparecerán - dijo Maruck, pensativo.
- Muy listo, ahora solo falta encontrar al mago que los ha invocado - dijo Frunkismilten con sarcasmo.

Fueron hasta el centro de la ciudad, matando demonios, abriéndose paso entre gente muerta y demonios hasta que llegaron a un gran portal por el que salían más y más. Frente al portal, había un gran trono en el que estaba sentado un enorme cíclope. Este cíclope llevaba una túnica de mago. Era extraño ver una criatura así dominar la magia, pero bueno, es bueno ver cosas nuevas pensó Frunkismilten.
Se acercaron al trono y llamaron la atención del cíclope.

- Eh!, asqueroso de un solo ojo, deshaz este entuerto o tendrás problemas - dijo Maruck con actitud chulesca.
- No creo que sea buena idea insultar a un mono gigante. Podría pisarnos - dijo Frunkis, burlón.
- GRRRRRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA - gritó el cíclope.

Tras el grito, se levantó del trono. Parecía enfadado, y con ganas de machacar a los dos aventureros.
Frunkismilten decidió probar la vara que las hadas le regalaron pues sus otras armas poco podrían hacer. Maruck comenzó a correr hacia un almacén que vio. Mientras, Frunkismilten jugaba un poco. Hizo un hechizo que creaba una masa viscosa y la esparció por el suelo, usando la magia de la varita. El cíclope la pisó y cayó al suelo, formando un gran estruendo. El cíclope se levantó muy rápido con un hechizo de levitación y se quedó flotando, para no volver a resbalar. 
Maruck estaba sacando barriles de aceite del almacén y esparciéndolos por toda la plaza. Frunkismilten intuyó su plan y siguió distrayendo al cíclope. 
Agitó la varita murmurando unas palabras y salió un haz de luz cegadora, pero el cíclope también murmuró unas palabras, y de sus manos salieron llamaradas que Frunkismilten tuvo que parar con un muro de agua que invocó con su varita.
Entonces Maruck gritó:

- TRAELO!!

Frunkismilten invocó unos patines en los pies del cíclope y este cayó al suelo de nuevo. Entonces en un último y gran esfuerzo, Frunkismilten invocó una corriente de aire y empujó al cíclope hasta donde Maruck había vertido el aceite. Entonces, Maruck prendió el aceite y el cíclope salió ardiendo. Sin embargo, el portal no se cerró y los demonios tampoco desaparecieron.
De repente, el cíclope se abrió en canal y surgió de él un demonio igual, a los ya surgidos, en apariencia, pero más grande.
Entonces Frunkismilten y Maruck se lanzaron a ellos empuñando sus armas. El demonio estaba algo desconcertado así que no les fue difícil golpearle. Le hirieron gravemente pero el demonio les golpeó con sus garras haciéndoles varios cortes.
Frunkismilten, agotado, sacó dos espadas cortas de sus bolsillos y como un torbellino se lanzó girando cada vez más deprisa hacia el demonio, el cual no pudo esquivar el ataque y acabó lleno de cortes. Maruck aprovechó para darle el golpe de gracia, y cortando la cabeza al demonio terminó la batalla.

Los demonios fueron absorbidos por el portal y luego se cerró. La ciudad, sin embargo, no volvió a estar como antes. Estaba lleno de cadáveres, las casas en ruinas, todo destruido....

Los dos amigos se quedaron tres semanas en la ciudad para ayudar a los pocos supervivientes a reconstruir la ciudad y para curarse sus heridas. Costelo, la ciudad que hacía los mejores quesos del norte, tardó muchos años en recuperarse de aquel golpe. La ciudad se fue llenando poco a poco de nuevos habitantes que iban llegando.

Frunkis y Maruck siguieron su camino lleno de aventuras siempre guardándose las espaldas el uno al otro.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Un amor estrellado

Carlos era un chico tímido. No se relacionaba mucho con la gente, aunque tenía muchos amigos, de los cuales solo algunos conservaba aún.

Que fuese tímido, no quería decir que no fuera simpático, de hecho, era muy gracioso y caía muy bien a sus amigos y amigas. Además era muy buena persona, y también sabía cocinar muy bien. Esto último se le notaba en su barriga, que no era excesiva pero se notaba que era de buen comer.

Llegada la pubertad, todos sus amigos comenzaron a salir con chicas, y cada vez salía menos con ellos, hasta que un día se dio cuenta que llevaba dos años sin ver a sus amigos, sin salir a tomar algo, a hacer deporte….

Por esa época se sentía muy triste, él notaba que le faltaba algo. Se sentía vacío.

Probó muchas cosas llenar ese vacío, se compró un perro, fue a fiestas, compró juegos nuevos para las videoconsolas, compró libros para leer, pero nada le llenaba ese vacío doliente que tenía.

Un día decidió pasear Roxy, su perrita, por la playa. Ese día la playa estaba desierta, lo que hizo que Carlos se sintiera más solo aún. Estaba cada vez más triste. Se asombró cuando notó las lágrimas caer por sus mejillas pues no era el tipo de personas que llora fácilmente .

De pronto, Carlos vio caer algo al agua y escuchó una voz que pedía ayuda. Preguntó a voz en grito donde estaba. La voz seguía pidiendo ayuda. Carlos se metió al agua seguido por Roxy. Se topó con algo, era una persona. Quedó sorprendido por su hallazgo, pero aún así usó todas sus fuerzas para levantar a esa persona del agua y sacarla fuera.

Era una chica, estaba desnuda, la echó sobre la arena y le puso su chaqueta por encima. La chica comenzó a toser. Cuando abrió los ojos se asustó al ver a Carlos. Le preguntó quién era, y Carlos se presentó y le contó lo que había pasado. Se quedaron en silencio unos minutos.

Carlos sacó un cigarro y se puso a fumar, para relajarse ante tal situación. Estaban sentados juntos en la orilla y ella le miraba fijamente. Ella comenzó a hablar. Le contó que no sabía de dónde venía, que no recordaba nada.

Carlos se la llevó a casa y le dijo que al día siguiente la llevaría a la comisaría para que encontraran a su familia. Le enseñó cómo se usaba la ducha y le dio ropa. Cuando salió de la ducha, Carlos le tenía preparada una rica cena. La chica devoró la cena como si llevase semanas sin comer. Una hora más tarde se fueron a dormir. Carlos durmió en el sofá y le ofreció a la chica la cama, con sábanas limpias que acababa de poner. A Carlos le palpitaba el corazón muy rápido cada vez que la miraba a los ojos.

Al día siguiente fueron a la comisaría y le tomaron las huellas dactilares. Le dijeron que la llamarían cuando encontrasen algún familiar, que tardarían un par de días porque tenían mucho trabajo.

Volvieron a casa. Carlos le enseñó muchas cosas, usar la tele, los videojuegos, libros, canciones, historia, …, pero no recordaba nada, aunque iba aprendiendo.

Pasó una semana y cada vez estaban más a gusto el uno con el otro. Decidieron entre los dos que la chica se llamaría Emma. Carlos le propuso nombres y ella eligió ese.

En los días siguientes salieron, conocieron más personas, visitaron otros pueblos y lo pasaban estupendamente.

Un día estaban hablando cuando de pronto quedaron en silencio y mirándose a los ojos. Así, sin más se besaron apasionadamente. Estaban muy felices.

Al día siguiente, llamó la policía. Fueron a la comisaría y allí le explicaron que la chica había muerto hacía 4 años junto con su madre, y que ya no le quedaba familia. El policía explicó que murieron en un accidente de coche, y que nunca encontraron el cadáver de Emma. También les contó que se llamaba Paula. Emma se quedó inmóvil durante varios minutos y de pronto dijo que lo recordaba todo. Volvieron a casa y Emma durmió.

Al día siguiente, Emma despertó a Carlos y le dijo que no quería nada de su anterior vida, que arreglaría los papeles que tuviera que arreglar para constatar que estaba viva y que se cambiaría el nombre por Emma. Esa noticia puso a Carlos muy feliz pues pensaba que Emma le abandonaría tras recuperar la memoria.



Unas semanas más tarde, Emma ya había puesto en orden todos sus papeles y vivía junto con Carlos. Eran felices. Ambos tenían trabajo y no les faltaba de nada. Un año después se casaron y tuvieron un bebé.



Una noche, Carlos le preguntó a Emma: “¿Caíste del cielo verdad?” 

domingo, 5 de agosto de 2012

Recuerdos

Querida Jennifer,

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Nunca olvidaré la cara que pusiste cuando te llamé rara en tu cara. Bueno, tu sabes que no fue ofensivo. Simplemente que yo a veces no controlo mi lengua y tu te comportaste muy nerviosa, así que le dije, refiriéndome a ti, a Carmen, "Que rara es ¿no?". Tu ya sabes como sucedió todo, jaja.
Ese fue uno de los primeros días de clase. Más adelante acabamos sentándonos juntos. Reíamos, hablábamos, tonteábamos... ¡qué bien nos lo pasábamos!

Recuerdo aquel día que salimos de clase, y tu ibas a coger el autobús, pero esperaste a que yo sacase la bici, y comencé a dar vueltas alrededor tuya para no dejarte ir. Por entonces ya me gustabas aunque no me diese cuenta, estaba muy a gusto contigo.

Un día te invité a comer tortilla de patatas, que te encanta, o al menos te encantaba por aquel entonces, ahora ya no te hace tanta gracia. Tu me dijiste que no. Te arrepentiste y esperaste a que lo hiciera otra vez jaja. Pero ya sabes, soy un poco corto y no me daba cuenta... .
En realidad, pensaba que no querías nada conmigo excepto la amistad que habíamos creado. Ya sabes, rechazaste mi invitación a comer tortilla.

A parte de estar toda la mañana en clase juntos, por las tardes nos hartábamos de hablar por el MSN. Fue en esas sesiones de charla en MSN donde te enfadaste conmigo por ser tan cortito y no darme cuenta de que te gustaba y eso. 
Un día tenías que quedarte en la facultad para ir a inglés después de comer y me quedé contigo. Ese día fue nuestro primer beso. Siempre he pensado que fue muy bonito, bocas atraídas como imanes por polos opuestos. 
A partir de entonces quedábamos todas las tardes y paseábamos por las calles de Sevilla. Siempre acabábamos en la estación de autobuses. 
Un día, me preguntaste, "¿qué somos?". Y yo te dije que no sabía, te sentó mal, pero es verdad, no sabía, era nuevo en esa situación. Más adelante fuimos novios más formalmente. Todo iba muy bien, comíamos juntos las ricas comidas que preparo, incluso engordamos.

Meses más adelante comenzamos a tener problemas, y por varias razones cortamos nuestra relación. 

Pasaron varios meses y comenzó el nuevo curso. Comenzamos a tontear de nuevo, me seguías gustando, siempre has sido solo tú. 
Recuerdo un día que intenté darte un poco de pena diciéndote que no iba a poder ver una película porque no tenía con quien ir. Al final, viniste conmigo, y sucumbimos de nuevo al amor. Nos besamos de nuevo, nuestros corazones se encontraron de nuevo.
Estuvimos quedando todos los jueves por la noche para ir a cenar, al cine, pasear,... . Un día me llamaste y me dijiste, que te dijera si íbamos en serio. Yo te dije que no sabía, y tu me contestaste que tenía que decidir si quería ir en serio o no. Yo que no quería perderte por nada en el mundo te dije que sí. 

Ahora estamos juntos y aunque a veces discutamos y tengamos malos días, no pasa nada, porque siempre estará el amor que nos tenemos el uno al otro. Y, ¿qué es una pareja que no discute? Yo te lo diré; una pareja que no discute es un aburrimiento.


Con todo mi corazón, 

Antonio.

viernes, 3 de agosto de 2012

Frunkismilten: El asesino de magos

- ¡Por supuesto que le conozco!, es mi gran amigo Frunkis. - Dijo el obeso enano, totalmente borracho.
- ¿Y sabe dónde podemos encontrarle? - preguntó el encapuchado, con tono sombrío y sosteniendo aun una papel con el retrato del duende Frunkismilten.
- No, ese maldito duende aparece y desaparece sin dar explicaciones a nadie, ni a su mejor amigo. Yo... yo... . - y cayó en redondo el enano, dormido, roncando como un gorrino.


Frunkismilten vagaba por el bosque de Orlen, con su caldero colgado a la espalda como una mochila y en su mano derecha sujetaba una botella de vino enorme, una de las botellas de Nork.
Se fijaba en cada detalle del bosque pues le gustaba la paz que le transmitía. "Sí, un buen vino, una buena pipa y un pacífico bosque, y tal vez... unas ninfas, jeje", pensó el duende mientras paseaba, lo que le hizo soltar una carcajada. Recordó el tiempo que pasó con su amigo Maruck, en los bosques celestes de Tushcan.
De repente, se detuvo y observó unas bellas flores. Guardó el vino y sacó un pequeño cuchillo. Cortó algunos pétalos de flor y los echó en su mortero. Siguió caminando, pero esta vez mientras machacaba los pétalos e iba añadiendo más ingredientes. Estaba preparando una poción para curar la parálisis.

Llegó a las lindes del bosque y pudo ver de lejos Orlen, la ciudad de las hadas. Anduvo hasta llegar a la ciudad y fue en busca de una posada donde descansar. Ya estaba oscureciendo cuando llegó a la posada.

- Necesito una habitación para pasar la noche. Y sírvame el menú del día, me pondré en la mesa aquella del rincón. ¿Cuánto costará todo?  - dijo el duende al encargado de la posada.
- Serán 7 piezas de plata, 8 si quiere también un baño caliente y 9 si desea compañía.
- Aquí tiene, 8 piezas de plata, necesito un baño, huelo a troll.
- No se crea, la pasada noche estuvo por aquí un enano muy gordo que olía como un baúl lleno de trolls... Aunque no se merecía lo que le pasó.
- ¿Qué le paso? - preguntó Frunkismilten, intrigado.
- Un hombre, muy siniestro, encapuchado y con malas pintas en general le estuvo sonsacando información sobre un retrato que le mostraba. El enano no dio ninguna información y al rato cayó rendido. No es la primera vez que pasa por aquí y le he visto beber mucho más, por eso pienso que lo envenenó. Luego, lo llevó arrastrando fuera de aquí y ya no se que pasó con el pobre enano.
- MmMmm, gracias por la información, tome, una moneda más por su amabilidad.


Frunkismilten estuvo largo rato disfrutando de la cena y de la bebida. Cuando una de las sirvientas le informó de que estaba listo el baño, fue y se bañó. Tras varias horas metido en la bañera, salió, se secó y se tiró en la cama, donde durmió toda la noche hasta que las campanas que daban la alarma en el pueblo comenzaron a sonar. Fastidiado al ser interrumpido su sueño, Frunkismilten se levantó y se asomó a la ventana.
Se quedó con la boca abierta al ver que la plaza del pueblo estaba llena de estatuas. No recordaba que por la noche, cuando llegó, estuvieran. Se vistió deprisa y bajó. Pidió un poco de pan y queso para desayunar, pagó y se fue comiéndose su bocadillo.
Al llegar a la plaza pudo ver que esas estatuas eran personas. Más que personas, eran seres mágicos. Habían paralizado a las hadas, magos y a todos los seres que poseían magia que estaban en el pueblo.
"¿Cómo ha podido suceder algo así?" pensó Frunkismilten.

Anduvo entre las estatuas y de pronto le vio. ¡¡Era su amigo Maruck!! Sacó la poción que había preparado en el bosque de Orlen y le echó 2 gotas por encima. Maruck comenzó a moverse y al ver a su gran amigo su cara se llenó de emoción y se dieron un abrazo.
Maruck le contó a Frunkismilten todo lo que pasó:

Hace varias semanas me venía siguiendo un tipo. Conseguí verlo en una ocasión pero se desapareció. Pensé que era un mago pero estaba equivocado, puedo oler a cualquier mago y ese tipo olía más a demonio que a mago. Cuando llegué a la posada hice lo que siempre hago al llegar a una posada, ¡¡pedí vino!!, mucho vino del bueno y aguamiel. 
Entonces se acercó ese tipo, me enseñó un retrato y vi que eras tu el retratado. Me preguntó si conocía al del retrato y le dije que sí, que eras mi amigo. Me preguntó donde te encontrabas, pero no se lo dije y aunque hubiese querido decírselo no habría podido porque no lo sabía. 
Entonces me desmaye, y aquí estoy ahora. 

Frunkismilten comenzó a quitar la parálisis a los demás paralizados y cuando terminó escuchó un aplauso pausado.
Era el encapuchado. Frunkismilten jamás había visto a ese tipo, no sabía quien era. El desconocido se apareció frente a los dos amigos y dijo:

- Al fin te encuentro escurridizo duende. Ahora podré destruirte y así irás con los tuyos.
- ¿Por qué coño quieres destruirle?, ¡¡si no le conoces de nada!! - exclamó Maruck.
- ¡¡No es de tu incumbencia estúpido enano!! - contestó el encapuchado.
- No te preocupes Maruck, vamos a darle una paliza ninja, que parece que le gusta que le den caña. - dijo burlón Frunkismilten.

A Maruck se le fue la cabeza y desenfundó las dos hachas que siempre llevaba en su espalda mientras que corría hacia el encapuchado, pero este sacó su espada y paró los dos golpes. Sin embargo, no pudo parar el golpe que el duende le infligió por la cadera, cortándolo por la mitad.
El cuerpo del encapuchado se deshizo y una niebla negra salió de la ropa.

- ¡Es una puñetera sombra! - exclamó Maruck.
- No dejes que se meta en tu cuerpo. Es una sombra, un ser malvado que odia la magia. No suelen verse, alguien ha debido invocarla para que me mate. ¿Quién querrá matarme? si he sido bueno... - explicó Frunkis
- JAJAJA, vamos a darle una paliza a esa jodida sombra. ¿Cómo se matan?
- Con magia no desde luego, así que usa solo el hacha no mágica. Yo usaré el caldero. La arrearé un porrazo que lo va a flipar, Maruck.

La sombra intentó meterse en el cuerpo de un hada que había cerca, pero Frunkismilten se interpuso y le intentó dar con el caldero, pero falló. La sombra intentó huir pero Maruck le cortó el paso, y la sombra le arrolló. Frunkismilten le dio a la sombra con el caldero evitando así que se introdujese en el cuerpo de Maruck. La sombra comenzó a girar tan deprisa que produjo un tornado oscuro que los arrojó contra las casas, dejándolos aplastados contra las paredes.
Se pusieron en pie, doloridos, aturdidos.

- Maruck, intenta pararle los pies un momento. Voy a hacer algo. - Dijo Frunkismilten.
- A ver si puedo atarle y dibujarle un ya sabes que en la frente. ¡¡Aunque no tiene frente!!, JAJAJA.

Frunkismilten sacó la varita que le arrebató a Neigard tiempo atrás. Conjuró una barrera de piedra alrededor de la sombra. La sombra era inmune a la magia, pero no a la piedra. La sombra intentó escapar pero no le dio tiempo puesto que Frunkismilten hizo que la barrera de piedra se cerrase alrededor de la sombra aprisionándola.
El duende y el enano se acercaron a la barrera donde la sombra estaba prisionera. Frunkis abrió un poco la barrera y cuando la sombra intentó salir, la molieron a hachazos y calderazos. Y así la sombra desapareció.

Todas las hadas del pueblo estaban alrededor de la plaza, habían visto toda la lucha y cuando vencieron a la sombra, vitorearon y aplaudieron y gritaron de alegría a los héroes.

Agradecidas, las hadas le invitaron a volver cuando quisieran y les otorgaron varios artilugios mágicos. A Frunkis le regalaron un collar que le permitiría respirar bajo el agua siempre que lo llevase puesto. También una vara de Roble que tenía un gran poder que Frunkis en ese momento desconocía. A Maruck le dieron un hacha que podía ser mágica o no a su antojo, además de un frasco de agua de hadas que le devolvería la vida a un moribundo solo con una gota.

Los dos amigos se quedaron en la ciudad varios días, disfrutando de la belleza de la ciudad, de sus vinos, de su hierba de hada y de la fantástica compañía de un viejo amigo.

Pasados esos días partieron juntos hacia una nueva aventura.

jueves, 2 de agosto de 2012

Frunkismilten: La historia del alcalde de Nork.

Nork es una gran ciudad. Es muy famosa por los fantásticos vinos que fabrica, es la ciudad que suministra vinos de calidad a todo el reino. Sin embargo, tuvo una época en la que la producción de vinos era escasa, y no del todo buena. No obstante, el alcalde de Nork se disculpó ante todos a quienes la ciudad suministraba los vinos. Además de una disculpa, nos ofreció una explicación, y el relato es el siguiente:


Todo comenzó hace unos 7 años, una noche de Luna llena, cuando un gran rayo cayó en el puente que nos permitía atravesar el gran río Tur.
Al día siguiente, el puente estaba nuevo, como si lo hubieran reconstruido durante la noche, pero eso era imposible, a no ser que se usara magia....
Por aquel entonces nos alegramos todos los habitantes de Nork de que el puente estuviera nuevo. Ese puente nos permitía comerciar con otros pueblos vecinos, además sin él estaríamos atrapados.

Pronto comenzamos a darnos cuenta de que no fue tan bueno ese regalo divino. Cada noche de Luna llena, un ser de baja estatura, sombrero de pico, trajeado, zapatos de pico y una nariz desproporcionada, se paseaba por la ciudad y después de una inspección, raptaba a un niño.

A la siguiente Luna llena de descubrirlo, intentamos detenerle pero sacó una rama de su chaleco y comenzó a echar chorros de magia que nos lanzó por las aires a los 30 hombres que fuimos a por él.

Tras muchos intentos de detener al monstruo que secuestraba a nuestros hijos, nos intentamos ir del pueblo. Si, digo intentamos porque no podíamos irnos. Al intentar pasar por el puente aparecía el monstruo y nos cortaba el paso. "No pasarán esos niños por aquí, no lo permitiré. Volved a vuestras casas, y preparaos para cada Luna llena. Alimentad bien a vuestros niños" nos decía con esa voz rasgada. Al ser de día pudimos verle bien. Era un extraño ser amarillo, de estatura baja y sus rojos ojos nos producía terror.

Muchos de nosotros intentamos salir en pequeñas barcas durante el día, pero había una especie de barrera invisible que no nos dejaba pasar. Estábamos atrapados.

Un día, un extraño hombrecillo apareció por el maldito puente. El hombrecillo era verde, pelo largo, pelirrojo y  de punta del cual le salía un enorme trébol de cuatro hojas. Espesa barba pelirroja también, con sus orejas puntiagudas y largas. Además llevaba un caldero casi igual de grande que él y una gran botella de vino. Al verle llegar fuimos hacia él y le advertimos, empuñando nuestras inútiles armas, que si venía a causar problemas ya podía largarse.
"Sólo busco una posada donde descansar, y algo de vino." nos contestó tranquilamente. "Aunque creo que ya tenéis bastantes problemas, noto la maldad muy cerca." continuó, con un tono misterioso.

Le contamos la historia al extraño hombrecillo verde y nos ofreció su ayuda a cambio de un buen vino. Nos dijo su nombre, Frunkismilten.

A la siguiente Luna llena, Frunkismilten se encontraba en lo alto de la atalaya. Desde allí podía ver todo el pueblo, ya que se encontraba justo en el centro. Si aparecía el monstruo, lo podría ver.

Cuando estaba más alta la Luna, de debajo del puente apareció el monstruo, dispuesto a llevarse a otro niño. Frunkismilten ya no estaba en la atalaya, había desaparecido. Como por arte de magia, apareció frente al monstruo.
Unos cuantos hombres y yo nos acercamos para apoyarle. "Hola, Neigard. ¿Ahora secuestras niños? Qué vicios más asquerosos tienes" le dijo Frunkismilten al monstruo, que al parecer se llamaba Neigard.
"Frunkis, no te metas en mis asuntos, no me gustaría hacerte daño. Ya sabes para que quiero a los niños, no es nada obsceno, simplemente quiero sus corazones para realizar el ritual de las almas" le contestó Neigard.

En aquel momento no sabíamos que era el ritual de las almas, pero ahora sí. El ritual de las almas consistía en sacrificar a 72 niños, sacarles su corazón aun latente y conjurar la vida eterna. Frunkismilten nos contó en que consistía el ritual, y en sus palabras pudimos ver lo en contra que estaba de ese tipo de magia, la despreciaba.

Frunkismilten no esperó más y se lanzó hacia Neigard para darle un buen puñetazo. Neigard le lanzó un rayo con su varita, pero Frunkismilten lo bloqueó con su caldero.
Frunkis sacó un garrote del bolsillo de su pantalón, ¡también podía usar magia!, y comenzó a atacar a Neigard y a bloquear su magia.
Se pudo ver la superioridad de Frunkismilten que, pese a no usar magia, estaba ganando terreno en el combate.
Despareció, pero reapareció de repente detrás de Neigard, le dio un garrotazo en las costillas, una patada entre las piernas y volvió a desaparecer al momento en que Neigard se daba la vuelta y lanzaba una bola de fuego, la cual le quemó a el mismo. Medio abatido, Neigard intentó huir pero Frunkismilten le partió el brazo en el que sostenía la varita y se la quitó. Frunkismilten, con la varita lanzó un hechizo que hizo brotar raíces del suelo, las cuales atraparon a Neigard, dejándole inmóvil.

Comenzó el interrogatorio. Intentamos sonsacar información sobre el paradero de los niños raptados, pero Neigard no quiso decir nada. Frunskimilten estaba guardando su garrote de nuevo en el bolsillo, sacando una nueva botella de vino y guardando la varita en el bolsillo de su camisa. Al parecer toda su ropa era mágica porque guardaba cosas que se veía que no podían caber.
Una vez terminó de guardar sus cosas y beber un buen trago de vino, Frunkismilten se acercó a Neigard, lo miró fijamente durante un buen rato y luego me arrebató la espada y lo atravesó con ella. Luego le cortó la cabeza y me dijo: "Si no sabes como acabar con un ser con tanta maldad, prueba a cortarle la cabeza".

Una vez fue decapitado, el cuerpo de Neigard se convirtió en polvo. Luego, Frunkismilten fue bajo el puente y dijo algo en una extraña lengua. El puente desapareció, y los niños desaparecidos comenzaron a salir, pero..., no estaban igual. Sus cuerpos eran, translúcidos, estaban muertos pensamos. La tristeza invadió nuestro corazones, pero Frunkismilten volvió a recitar algo en esa extraña lengua.
Los cuerpos de nuestros hijos comenzaron a salir del río y sus espíritus se fueron fusionando con ellos. Estaban vivos de nuevo.

Hace un año que Frunkismilten se marchó. Cada familia del pueblo le regaló su mejor botella de vino, y contento se fue.
Si no hubiera sido por ese hombrecillo verde nuestros hijos habrían muerto, y la pesadilla que vivimos durante cinco años podría haber tenido un terrible final.

Gracias Frunkismilten, siempre habrá vino en mi pueblo para saciar tu sed.